Curiosidades de Navidad que quizás no sabías

Sin duda la Navidad es una fecha especial en la que solemos festejar en familia, aunque este año sea un poco diferente por la pandemia por la Covid-19, sin embargo, hay muchas personas que no saben la razón por la que provienen algunas tradiciones que hacemos durante este festejo.

 

 

Aunque muchos no lo crean, el pavo que cenamos en Nochebuena, tuvo origen en México en el siglo XVI cuando los aztecas lo prepararon por primera vez para Hernán Cortés, a quien le gustó tanto que los trasladó a España.

 

 

 

La principal inspiración de este personaje viene de Turquía y no de Estados Unidos como todos creen. Pues en el siglo IV existió un sacerdote turco, llamado Nicolás de Bari, que acostumbraba darles obsequios a los niños pobres, también llegó a entrar por las chimeneas de las casas para dejarles monedas de oro a las personas que lo necesitaban.

 

 

 

Nunca puede faltar en estas fechas es nuestro árbol navidad, pero esta tradición nació en Alemania durante la primera mitad del siglo VIII Martín Lutero inventó lo de adornarlo con velas encendidas al principio el árbol era hecho con plumas de ganso pintadas de colores.

 

 

 

La estrella de Navidad que suele estar en la punta de nuestros árboles navideños es originaria de Filipinas. En esta zona del planeta, se preparan antorchas en forma de estrellas de cinco puntas, que iluminan la entrada de los hogares.

 

 

 

Los colores de Navidad son el verde, que representa el renacimiento y la vida, el rojo es por la sangre de Cristo y el dorado es la luz, la riqueza y la realeza.

 

 

 

No todas las personas saben que estas flores que se han convertido en un símbolo de la Navidad, son originarias de Taxco, México. Durante la época colonial, los españoles descubrieron que las Noches Buenas florecían durante invierno y decidieron empezar a usarlas para decorar las iglesias durante Navidad.

 

 

 

La canción de mayor popularidad de Navidad es Noche de Paz que tiene 733, siendo escrita en Austria por el padre Joseph Mohr cuando se estropeó el órgano de la iglesia. El caso es que la historia parece ser verdadera es que un sacerdote la escribió en una iglesia de Austria.