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No sabe si murió o si lo tienen como esclavo.
Espectáculos México
03 de Marzo del 2017 por SHANIK BERMAN / Foto: TVNotas

Lucila Mariscal sobre su hijo: "Me mata no saber si murió o si lo tienen como esclavo"

La vida de su familia quedó destruida.


En una sentida entrevista con Shanik Berman, Lucila Mariscal relató uno de los pasajes más dolorosos de su vida, cuando desapareció a los 34 años tras ser ascendido a subdirector de la Policía de Linares, Nuevo León.

-Lucila, ¿cómo desapareció tu hijo?
"Estábamos, Andrey Alexis Hernández Mariscal (de 34 años), los dos hijos de él, su esposa y yo, divirtiéndonos con videojuegos de Wii, en su departamento, cuando recibió una llamada en su radio”.


-¿Quién era?
"No sé, pero se puso pálido y dijo: 'está bien, ahí voy'. Sentí un vacío en el estómago, pues presentí una cosa fea, aunque lo acababan de ascender a subdirector de la Policía de Linares, Nuevo León. Aceptar el ascenso fue el error más grande de su vida. Me acuerdo que eran las 10 de la noche, de un 5 de mayo de 2009”. 

-¿Después qué pasó?

Salió de casa y nunca volvió. Esa vez me desperté a las 3 de la mañana, me asomé a su recámara y mi nuera tenía los ojos hinchados de tanto llorar, ya que su marido no aparecía; pensó que se había fugado con otra mujer. Pero habló al departamento y el jefe de Andrey tuvo una expresión desagradable, que se me quedó grabada, me dijo: ‘ya se lo torcieron’”.


-¿Nunca le preguntaste a su jefe por qué comentó eso?

“No, es un tipo que nunca me dio confianza; era el director general y le dio el acceso para entrar a la Policía. Mi hijo no tenía la preparatoria terminada, pero hablaba chino”.

-Dices que lo encajuelaron, ¿por qué crees eso? 

Me lo contó un hombre. Anduve investigando y me quedé sin un quinto, porque daba dinero a uno y a otro, así me traían, con la esperanza de encontrarlo. Pagaba y pagaba, hasta que me encontré a un señor, quien me comentó que lo había encajuelado, y le pregunté: ‘¿en dónde lo dejó?’, y me respondió, con un montón de groserías: ‘sabes que te va a llevar la no sé cuántos’, y le dije: ‘¿me vas a matar?, si ya estoy muerta’”.

-¿Le preguntaste a ese sujeto por qué lo encajueló?

“Después del dolor, me dio tanta rabia que me amenazara, que incluso le menté la madre, y pensé: ‘hasta aquí llegué’”.


-¿Sientes que está vivo? 

Ya no siento nada, se me hizo piedra mi corazón”. 

-¿Y tu nuera cómo está?

“A ella, de tantas penas y amenazas, le dio cáncer y perdió un seno; yo me volví diabética, y mi nieta, Citlali, maquilla cadáveres. Lo que me sostiene es mi otro hijo, que está en Monterrey, Gabriel Arturo”.

-¿Andrey qué edad tendría?
 “Cuarenta y dos años, lo que me mata es no saber si murió, si está enfermo, o si lo tienen como esclavo”.

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