Esposo de La Chilindrina enfermó de neumonía y está conectado a una máquina

 

Después de su exitosa gira del adiós que realizó por Perú en julio y agosto con El Circo de La Chilindrina, María Antonieta de las Nieves, “La Chilindrina”, de 68 años, regresó a México, pero tuvo que ser hospitalizada y la captamos saliendo de Médica Sur, en la CDMX; sin embargo, su esposo Gabriel Fernández, de 85, se encuentra luchando contra su octava neumonía. Amablemente, la primera actriz nos platicó de esta situación:

 

 

"Sí, tuve una afección de neumonía, se me cerraron los bronquios y estuve cuatro días en el hospital, pero ya me encuentro en casita descansando. Bendito sea Dios, sólo fue algo pasajero".

 

"Me dieron cortisona; aunque también se me subió la presión, el azúcar, pero ya me la bajaron, y así se dieron las cosas. Pero gracias al apoyo de los médicos, sólo fueron cuatro días enferma y ahora sigo mi tratamiento".

 

 

"Así es, a él le vino primero la neumonía y sigue internado; yo por cuidarlo me descuidé y a mí también me dio. Esperemos en Dios que pronto se restablezca, él sí está un poco más delicado. Dios es muy grande con él y conmigo, y sabemos que si ha salido de otras peores, de ésta también".

 

 

"Es poco a poco, le están revisando todo el tiempo sus pulmoncitos. En los próximos días le quitarán una máquina para dormir, pues lo tienen sedado, pero es mejor porque es para que esté tranquilo y no se ponga mal, así no se da cuenta de lo que le está pasando. Esperamos que en unos 15 días lo den de alta y ya estemos los dos buenos para el reventón".

 

"Fíjate que no me lo han permitido, porque digamos de alguna forma que yo también tengo el bicho, lo puedo contagiar o él a mí. Desgraciadamente por primera vez en mi vida no puedo estar con él ahí tomándolo de la mano, aunque mis hijos lo están cuidando muy bien. Ya pronto me dejarán verlo en el hospital".

 

 

"Exactamente no lo sabemos; me hicieron una endoscopía bilateral y se dieron cuenta de que lo mío era nervioso".

 

 

"La verdad es que sí, pero tengo tanta fe en Dios, que rezo todos los días y le pido que lo cuide. Yo le digo a Diosito que lo que decida está bien; no puedo pedirle que haga lo que yo quiera, sino lo que Él quiera, lo que crea que deba ser".

 

"Claro que sí, pero Dios me está haciendo fuerte, de eso se trata; de que si uno no puede estar agarrado de la mano del otro físicamente, mentalmente estamos agarrados del corazón, eso es lo importante".

 

"Pues sí, en verdad no sé qué hicimos, pero lo hicimos muy bien; y es que encontré a un gran hombre".