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El ‘Miguel Ángel’ mexicano terminó la réplica de la Capilla Sixtina
Gente Ejemplar
30 de Enero del 2020 por Verónica Vega / Foto: Esteban Sánchez

El ‘Miguel Ángel’ mexicano terminó la réplica de la Capilla Sixtina

¡Lo logró, luego de 18 años!

Hace más de 20 años, don Miguel Macías, de 75, visitó la Capilla Sixtina en el Vaticano, y midió el ancho y largo por medio de pasos. Cuando regresó a la CDMX notó que mide lo mismo que la Parroquia de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, a la que va con frecuencia, y como las medidas coinciden, se le ocurrió pintar el techo como la de Roma, pero con sus propios recursos. Esto nos dijo don Miguel:
 
¡Lo logró, luego de 18 años!
 
-Don Miguel, por fin terminó la obra...
 
“Sí, la inauguramos en 2018. Empezamos en 2001a pintar la réplica de la Capilla de Roma. Cuando
regresé de mi viaje por allá, traje un póster y un libro, le platiqué al padre Agapito lo que había visto y la coincidencia de las medidas, y le dije que si me daba oportunidad de pintar la obra en la parroquia; me dijo que estaba loco porque no había dinero ni nada, pero me dejó que lo hiciera”.
 
 
-¿Luego qué pasó?
 
“Me acababa de jubilar, tenía tiempo y algo de dinero. Hice cálculos con unos amigos arquitectos y con la tecnología de ahora, dije que si Miguel Ángel lo pintó en cuatro años, yo lo haría en 6, y duré ¡18! Yo no sabía nada de cómo pintar y un amigo me dijo cómo. Esto es obra de Dios, yo sólo hice lo que debía. Muchas personas me ayudaron; venían por ratos, días o en vacaciones”.
 
¡Lo logró, luego de 18 años!
 
-¿En dónde pintaban el material?
 
“Lo hicimos a un lado de la parroquia, en la azotea de la casa del padre; fue de lunes a domingo con la gente que venía a ayudar gratis”.
 
¡Lo logró, luego de 18 años!
 
-¿Es una réplica real?
 
“Idéntica. Todo está al cálculo como la de Roma”.
 
¡Lo logró, luego de 18 años!
 
-¿Nunca cobró en 18 años?
 
“Jamás. La gente que viene a la parroquia aportó: se hicieron kermeses, donaban cosas para que las vendiera y obtuviera recursos, pero ni yo ni nadie cobró un solo peso, toda la obra se hizo de corazón. A veces la iglesia nos daba algo para el material o rentar máquinas para subirnos; luego ni comíamos, se nos olvidaba. Ahora seguiré pintando en otras iglesias porque es un don que Dios me dio gratis, y gratis lo doy”, concluyó.
 
¡Lo logró, luego de 18 años!
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